miércoles, 26 de agosto de 2009

26 DE AGOSTO DE 2009, MIERCOLES

Recuerden hermanos, nuestros trabajos y fatigas: trabajando día y noche para no ser gravosos a ninguno de ustedes les anunciamos el Evangelio de Dios. 1 Ts 2:9-13.

¡Pablo era tejedor, fabricante de lonas!

En Corinto trabajaba en un taller, en casa de Aquila y Priscila (Hch 18, 3). Los paganos de cultura griega despreciaban el trabajo manual, indigno de un hombre libre, el "trabajo servil" como se decía en la Iglesia aun recientemente, por desgracia.

Para Pablo, en cambio, como para los intelectuales judíos, el trabajo manual era no solamente un factor complementario del equilibrio humano, sino, sobre todo un medio de "no ser gravoso a los demás" y de poder proclamar así el Evangelio gratuitamente y en la más perfecta independencia frente al poder del dinero. Exigencia actual.

En todas partes puede haber perezosos y gente que se aprovecha de los demás, sobre todo de los más desprotegidos.

No será porque crean que está próximo el final de todo. Pero siempre hay motivos, más o menos confesables, que a algunos les hace inhibirse del trabajo comunitario: se aprovechan de la buena voluntad y viven a costa de los demás. Y, como en Tesalónica, luego se meten en todo y siembran desorden en la comunidad, porque no hay nada como el ocio para tener tiempo para la murmuración y trastornarlo todo.

La llamada al orden de Pablo nos alcanza a todos, para que no seamos remisos en aportar nuestra parte al trabajo común. En el aspecto humano, contribuyendo al mantenimiento de la familia o de la comunidad. Y también en cuanto a la tarea evangelizadora de los cristianos en este mundo.

El ejemplo de Pablo sigue siendo muy actual, nosotros debemos desde nuestra situación contribuir al bien común en la sociedad con nuestros talentos y capacidades.

Reflexión en silencio y comentarios.

Del Salmo 138: Condúcenos, Señor, por tu camino.

La oración termina con la ORACION FINAL COMUNITARIA DEL 25 AL 31 DE AGOSTO.