domingo, 6 de septiembre de 2009

3 DE SEPTIEMBRE DE 2009, JUEVES

OFRECIMIENTO DEL MES DE SEPTIEMBRE 09

Jesús dijo a Simón: No temas, desde ahora serás pescador de hombres. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron. Lucas 5:10-11.

Antes de que Jesús dijera estas palabras a Simón, el Evangelio nos narra que unos pescadores, entre ellos Simón, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, habían tratado de pescar toda la noche y no habían sacado nada. Entonces, Jesús les dijo: Echen las redes al mar. ¡Y sacaron una gran cantidad de peces!

Todos se asombraron y reconocieron, maravillados, que Dios estaba, de manera especial, con Jesús. Los pescadores fueron tocados y sorprendidos en su propio campo.

Jesús llama hombres y mujeres, para colaborar en la misión de pescar seres humanos. Ésta es una imagen que significa sacarlos del mal. El mar era considerado un peligro de muerte.

Entonces, el llamado es para gastar la vida en pasar a los hermanos de la muerte a la vida. La escena del texto está coloreada por la vida concreta: el trabajo de unos hombres, el fracaso y la impotencia de los expertos en peces.

Sin embargo, estos hombres que creían saber de todas todas, dejan un espacio para la sorpresa y se abren a las palabras de otro, y echan las redes (¡quizás por mera cortesía!).

El resultado sorprendente de este experimento va a cambiar la vida de los que estaban allí. Simón no sólo se asombra, sino que cae de rodillas y se confiesa pecador, indigno de Jesús.

Las primeras palabras del llamamiento de Jesús son: No tengas miedo, Jesús libera. Y, para la nueva tarea que llena de alegría y sentido la vida, sobran muchas cosas (dejándolo todo).

¿Pescamos? ¿Tiramos lastres?

Reflexión en silencio y comentarios.

Del Salmo 97: Los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. ¡Aclama a Yahvé, tierra entera, griten alegres, gozosos, canten!

ORACION FINAL COMUNITARIA 1 AL 8 DE SEPTIEMBRE 09

2 DE SEPTIEMBRE DE 2009, MIERCOLES

LA ORACION COMIENZA CON EL OFRECIMIENTO DEL MES (SEPTIEMBRE 09)



A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre ellos, los curaba. Lucas 4:40.
 
Jesús nace y vive en una tierra concreta, donde aprende a valorar y a hacer juicios de las realidades que ve y siente. Realidades políticas y económicas: Jesús conoce las opresiones y los abusos de los poderosos; conoce también los lujos y absurdos de los ricos, así como las hambres y carencias de la mayoría del pueblo. Pero Jesús no sólo conoce la realidad, mediante la observación y el análisis, sino que la siente, la sufre, la hace suya.

Igualmente, en el campo de la salud, Jesús conoce y siente el dolor, el sufrimiento y las mil complicaciones que una enfermedad trae para el enfermo y sus familiares.

Jesús nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano, decimos, a veces, cuando celebramos la Misa. Jesús tiene amor especial y compasión a estas personas que sufren. Y, de su indignación y compasión brota su acción: Jesús cura, como signo del Reino de su Padre.

La voluntad de Dios es que sus hijos seamos felices, quiere que tengamos una vida plena. Y ésto se ve disminuido con la enfermedad. El mismo Jesús dijo: He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia, Jn 10,10.

Y esta vida plena, Jesús quería producirla en todos, por medio de su Palabra y sus obras sanadoras.

Es bonito imaginar a los familiares y amigos cargando con sus enfermos, para llevarlos a Jesús. Éste es un signo fuerte de solidaridad y cariño. Imaginar también a Jesús en el contacto (les imponía las manos), la cercanía, que eran caricias de Dios.

¿Y Nosotros, sentimos y actuamos con los enfermos?

Reflexión en silencio y comentarios.

Salmo 51: Te alabaré eternamente por todo lo que has hecho; esperaré en tí, porque eres bueno con todos los que te aman.

ORACIÓN FINAL COMUNITARIA 1 AL 8 DE SEPTIEMBRE